SABADO, 26 DE FEBRERO
Son las cinco de la mañana. Hora de levantarse. Fuera hace frío y aún es noche cerrada. Ultimos preparativos de la mochila, carga de los esquís y las botas, amén de todo el material de grabación en la furgo y a desayunar.
Nos desplazamos hasta el Puerto de San Glorio, frontera entre León y Cantabria, donde llegamos justo cuando comienza a clarear levemente. Puerto monta el trípode y la cámara y comienza a grabar un bellísimo amanecer entre la bruma y las montañas de Picos de Europa.
Buen rato después, nos calzamos las botas de esquí, fijamos las tablas en las mochilas y nos dirigimos hacia la zona del Cubil del Can, pasando a través de la Portilla del Boquerón. La nieve escasea y vemos, en la lejanía, una sugerente pala de nieve posiblemente esquiable y a ella nos dirigimos parando constantemente para hacer tomas de vídeo en diferentes entornos. Poco antes de llegar la nieve tapiza el suelo y decidimos bajar las tablas al suelo y comenzar a hacer travesía hasta la base de la pala. Ahora vemos que la pendiente de la misma no es nada desdeñable y que el esquí puede ser bastante divertido en esa zona.
Decidimos ascender rodeando la pala por la ladera izquierda de la montaña. A medida que ascendemos, siempre esquiando, la pendiente se va haciendo más pronunciada hasta llegar, en algunos tramos, a ponernos los pelos de punta. Un resbalón nos haría darnos un buen susto. Pensarlo hace que extrememos las precauciones mientras avanzamos tímidamente por una ladera casi vertical y con una nieve muy inestable. ¡Estamos locos, meternos ahí!-
Una vez en la parte superior de la pala a esquiar, los que se atreven a hacerlo, Cristina y Puerto, quitan las pileles de foca y se lanzan hacia abajo tratando de realizar giros en una nieve muy húmeda y difícil de esquiar. Otros como Javi, optan por bajar andando y no jugársela. Juan, mientras, quedó abajo grabando la esquiada de los que subimos.
A modo de saludo intentamos hacer un vídeo en el que tres de nosotros salgamos quietos en la cámara y otro llegue esquiando. Imposible. O demasiada velocidad o algún fallo de los esquís hacen que quien llega esquiando caiga y todos riamos. Pasamos un buen rato repitiendo esas tomas a cual más divertida.
La tarde comienza a caer, llevamos muchas horas de actividad y es buen momento para regresar a la furgoneta. Javi, agotado por la tensión de la subida, el hambre y la sed, se tumba en una verde pradera en la parte baja del valle. Ahí come, bebe y jura vender los esquís en ebay tan pronto salgan de ahí. Resulta que su retórica cae simpática entre el resto de miembros que no dejan de hacer bromas con este pasaje el resto de días.
A la vuelta, en Riaño, compramos provisiones y productos de la zona, deliciosa cecina y queso de Valdeón con el propósito de que salgan en el vídeo aunque el hambre hace que no lleguen a tal cometido.
Una cerveza y una ducha reponen al grupo y, tras una agradable cena en la casa rural, toman pronto la cama. Mañana también será un intenso día.
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