LUNES, 28 FEBRERO
Hoy nos levantamos a las siete de la mañana. Desayunamos mientras observamos cómo ha nevado y todo está con un bonito manto blanco. Nos toca hacer alpinismo y elegimos para ello el Pico Gilbo, muy próximo a Riaño y con una vista tan similar al pico alpino que se le conoce como el Cervino leonés.
Dejamos la furgoneta y nos pertrechamos de guetres, botas y demás atalajes de escalada para acercarnos al Gilbo y hacer unas buenas tomas de vídeo. Una amable señora nos recibe desde su casa preguntándonos dónde vamos y deseándonos suerte.
Un perro, suponemos sin dueño, nos sigue y corretea junto a nosotros. Dejamos atrás el pueblo y grabamos unas buenas tomas en una recta del camino que sube hacia la montaña. Pronto el camino se abre y vemos frente a nosotros la espectacularidad del Gilbo en la que hay una ingente nevada.
A alguien se le ocurre por qué no hacer unas tomas desde la lejanía del pequeño picacho que se ve a lo lejos y, Cristina y Javi, hacia allá nos encaminamos. Nos toca bajar de nuevo y cruzar un pequeño robledal en el que se engancha la mochila y hace incómodo el tránsito a su través.
Siempre comunicando por walkie-talkie subimos lo que quiere ser luego tremendo corredor de nieve y que no es más que una cuestecita nevada. Una trepadita sin mayor dificultad nos encarama en la cumbre no sin antes recibir las pertinentes instrucciones que, desde la zona de grabación, nos da Juan siguiendo órdenes de Puerto y Willy.
Bajamos y nos dirigimos al Gilbo. En su pared hacemos unas tomas escalando, o haciendo que se escala, una empinada pared con muchísima dificultad. ¡Qué cosas tiene esto del vídeo!. Haciendo estas tomas, parados y con una ventisca fuerte pasamos un frío mortal. Las manos se quedan heladas y a los pies no les llega el calor.
Pronto acabamos y Willy se baja a la furgo. Los demás emprendemos la subida del ultimo trmao del Gilbo. Poco después de comenzar a ascender vemos un rebeco que nos mira sorprendido y que huye nada más vernos. Seguimos trepando con Puerto a la cabeza realizando algún pequeño paso que a alguno se nos atraganta un poco. Bonitas tomas durante el camino. Llegamos a la arista, extensa y muy bonita con unas asombrosas vistas del embalse de Riaño y donde sopla un fuerte viento que hace difícil permanecer quieto. Ultimas tomas del día en posición de cresteo y fin de la grabación por hoy. Debemos bajar raudos si no queremos que se nos eche la inminente noche encima. También ahora, algún paso se cruza en el camino y hace pasar las penas perdurables a alguno de nosotros. Llegamos abajo con bien, afortunadamente, con el buen sabor de boca del trabajo bien hecho, la sensación de haberlo pasado bien y las ganas de una cerveza tras la jornada montañera.
Vemos las imágenes en un bar, desde la cámara, y nos damos cuenta que hay que volar para ir a cenar con todos los grupos al restaurante que, para hoy, habíamos reservado. Llegamos, nos duchamos y salimos (tardo más en escribirlo que lo que tardamos en hacerlo) y llegamos al restaurante a dar buena cuenta de una deliciosa cena. ¡Lo bien que guisan en este lugar!.
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