DOMINGO, 27 DE FEBRERO
A las seis de la mañana suena el despertador. También es de noche y llueve a mares. Probablemente arriba, en el puerto esta agua sea nieve.
Para hoy teníamos reservado un 4x4 que la organización pone a disposición de los grupos previa petición. Intentamos subir al Pontón pero vemos que es una locura a causa de la nevada que cubre la carretera. Media vuelta y a la casa rural y a esperar que pase la quitanieves que haga transitable la carretera. Una hora y pico después nos ponemos en marcha.
Hoy toca hacer bici de montaña . Nos vestimos de lagarterana y cargamos las bicis en la furgo de Puerto. Desayunamos en nuestra casa y……….. ¡al lío!.
A medida que ascendemos el puerto en la furgoneta, vemos que comienza a aparecer la nieve. En lo alto del Puerto del Pontón, donde comienza la Senda del Arcediano que discurre entre este puerto y Amieva en Asturias, la nevada es considerable. Pedaleamos por algunos tramos de la mencionada senda entre el Pontón y Oseja de Sajambre. Grabamos en el Puerto con nieve, en la carretera desde la furgo, en embarrados caminos y magníficos hayedos que nos hacen repetir una y otra toma y que, aunque nos dejan completamente cubiertos de barro, hacen que pasemos una divertida jornada de deporte y vídeo. A destacar los mágicos hayedos con el tronco cubierto de musgo de un verde brillante y todo el suelo, con su sempiterno barro, cubierto de hojas en todas las tonalidades del ocre. Una auténtica delicia pedalear por sitios así.
En algunos casos nevaba, en otros llovía y en otros era el barro el protagonista. En todos nos lo pasamos en grande. También en varias ocasiones nos cruzamos con otros equipos, fundamentalmente con los Treparriscos de Madrid y un miembro de Enfermos por la Montaña de Tarragona aunque argentino de nacimiento. Como no puede ser de otro modo, nos deseamos suerte y cada uno a lo suyo.
El último tramo discurre por un espectacular mirador de todo el valle de Oseja, que se alcanza tras pasar un pequeño desfiladero y dejar atrás unas verdes praderas. En una bajada llena de piedras y con el susto de algún mastín con demasiado celo en su trabajo llegamos a Oseja de Sajambre anhelando, hoy más que ayer, una ducha calentita y una buena cerveza. ¡Nos la hemos merecido!.
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